
Sí, así como lo lees. Los aliens existen y están en todos lados.
No son un invento de la NASA ni el resultado de la imaginación de algunos conspiranoicos.
Los aliens son reales, y están entre nosotros.
Todo esto lo entendí al salir del cine, luego de ver, Superman, la versión de James Gunn,. Tengo que aclarar que esto no es una reseña: no hablaré de la fotografía, dirección, vestuario o los actores — eso merecería una nota aparte. Lo que nos atañe es la prueba irrefutable de la existencia de los aliens y su importancia.
Kal-El
Hasta el menos conocedor sabe que la historia va sobre Clark Kent, un periodista del Daily Planet, quien tiene otra identidad: Superman. Salva a Metrópolis de los peligros que la acechan, usando un traje de colores llamativos. Clark, o Superman, no nació en esta ciudad, ni siquiera dentro del territorio de los Estados Unidos, o en ningún país soberano. Clark llegó a la Tierra en una nave espacial porque su planeta, Krypton, fue destruido. Sus padres, en su desesperación, lo enviaron para salvar su vida, para que tuviese un mejor futuro.
Ahora bien, ¿es la primera vez que alguien se va de su hogar para buscar un mejor futuro porque su país o lugar de residencia está destruido? ¿Verdad que no? Nos suena al pan nuestro de cada día. Desde la creación de la humanidad misma, ha habido desplazamientos de personas: los Homo sapiens primitivos que salieron de África hace unos 60,000-80,000 años, en lo que se conoce como la gran migración humana. Esto continuó hasta el siglo XIX, cuando se establecieron fronteras nacionales más estrictas y se crearon los pasaportes. Con el nacimiento de la noción de Estado soberano, naciones y límites fronterizos, se crearon los primeros aliens. ¿Vieron que existen?
Visa Negada
Tomando en cuenta que Clark llegó a la Tierra después de todo ese avance, su entrada a los Estados Unidos fue única y definitivamente ilegal. No aplicó a visas, ni siguió procedimientos legales, sin embargo, dos granjeros de Kansas deciden adoptarlo y criarlo como su hijo. Luego de eso, Clark crece, se integra a la sociedad y decide salvar la Tierra y a sus ciudadanos; trabaja duro como retribución por haber encontrado un lugar “seguro” donde vivir.
Hasta aquí todo sería un felices para siempre, pero toda historia de superhéroes necesita un antagonista. Es donde entra Lex Luthor, uno de los mejores villanos jamás creados. Cree en la superioridad de su propio intelecto y ve a Superman —a este alien— como una amenaza.
El señor Luthor entiende que su imperio está en peligro, que la esperanza que genera este superhombre que viene con todas las ganas opaca su intelecto y su forma de ver el mundo, donde solo él y los de su clase deben prevalecer. Entonces, usa mecanismos legales para sacarlo de la escena. Crea guerras, inventa formas, crea caminos; es un estratega con genio y, al ser un billonario, tiene la plena confianza del gobierno, quienes siguen su juego. Los convence que este alien es un peligro, hay que sacarlos, han llegado para destruir y romper con todos los valores que, según ellos, sostienen a la gran ciudad de Metrópolis.
Superman va más allá de ser un superhéroe. Quien sabe entender su metáfora, lo ve claramente. Sí, es un alien ilegal. Penetró la atmósfera de la Tierra y se quedó. Sus padres forjaron sus documentos, y ahora es uno de los miembros más importantes de la sociedad. Superman llegó sin permiso, pero terminó salvando al mundo.
Dura lex, sed lex.
Sí, al entrar ilegalmente a un país se rompe una ley, se quebranta un acuerdo dentro de un Estado de Derecho. Y esto no es una defensa ciega de romper la ley, al contrario, ahí es donde comienza la diatriba entre ley y justicia.
Nadie deja su tierra porque quiere.
Nadie se somete a la inestabilidad, a la persecución o al desarraigo por diversión.
Entonces, ¿qué pesa más? ¿Aplicar una ley al pie de la letra, o considerar el beneficio que una persona aporta a una comunidad?
¿Qué pasa cuando usamos la ley para desproteger a quienes son 'diferentes'?
Kal-El no dejó su tierra porque quiso; fue expulsado por fuerzas que lo superaban. Los aliens no abandonaron sus países por el simple gusto de explorar o vivir fuera; los aliens quieren una mejor calidad de vida. Están asfixiados por fuerzas que no pueden controlar, por personas con ansias de poder que han destruido naciones, familias y esperanzas.
Superman entró ilegalmente, pero dejó de ser Kal-El para convertirse en Clark Kent.
Aliens modernos
A lo largo de la historia, los inmigrantes han sido testigos y protagonistas de las transformaciones más significativas de las sociedades. Sin embargo, el sistema legal, en ocasiones, ha sido incapaz de ver más allá de su propia rigidez y ha dejado de lado la humanidad detrás de las cifras. Las leyes pueden ser inquebrantables, pero la justicia, como bien sabemos, no siempre se encuentra en la letra de la ley, sino en el corazón de la comunidad.
Los aliens están entre nosotros. Yo tengo un número de alien que me asignó un gobierno. Como Clark, camino entre otros fingiendo que no lo notan.
Los aliens son reales. Viven entre nosotros. Siempre habrá un Lex Luthor que los antagonice, que los haga ver como los villanos de la película por intereses personales.
La generalización es falacia, no todos aliens llegan para destruir.
Y sobre David Corenswet o Henry Cavill… ¿Qué importa? Al final, Superman es uno solo: un símbolo de esperanza, de lucha y de la capacidad de pertenecer a cualquier lugar, sin importar de dónde vienes.
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Comentarios
Yo soy un ejemplo de tu historia, soy un alien, tuve que salir de mi país, de mi Venezuela porque no hay forma de sobrevivir ante tanta calamidad y tanta desidia, es un país secuestrado por un pequeño grupo, que convirtió a nuestro hermoso país en un narcoestado.
Asi es Caridad. Nos convertimos en aliens modernos, que solo queremos un lugar seguro para vivir.